La magia de Paco
Creo que realmente solo había escuchado hablar de aquello a Paco.
Paco siempre consigue ponerle magia a lo que te cuenta, siempre notas ese cariño con el que te quiere transmitir lo que él siente, pero es cierto que siempre que le escucho hablar de la misión, de África noto cierta alegría, cierta ilusión especial. Se nota que ÉL anda detrás de todo aquello. Cuando vi en Ángel esa misma ilusión, esa misma alegría, es cierto que algo sentí dentro de mí: el estómago, el corazón se encogieron y la sonrisa asomó y ya no la pude borrar. En estos días creía que mis mofletes acabarían con agujetas de tantas risas, de tantas sonrisas.
Hemos escuchado bastantes testimonios, hemos escuchado muchas ilusiones de los que aún no conocemos aquello, ¡hemos tocado yembes! Y hemos tenido ratitos para estar con ÉL tranquilamente, mostrarle nuestra ilusión y pidiéndole fuerzas en los momentos más duros.
La hospitalidad
Desde el primer día entras allí a tope. Ahora entiendo cuando Paco me contaba tan feliz cosas sobre aquella casa. Una vez que entras, comienza a ser un poco tuya también. Esa hospitalidad que al principio no entiendes, porque nunca has vivido algo así, la comprendes mejor cuando escuchas que allí, en África, hay que ESTAR, tienes que participar en todo y ellos siempre estarán dispuestos a que seas uno de ellos, a que su casa sea tu casa, su comida tu comida y sobretodo tu FELICIDAD, su FELICIDAD. Esa sencillez es la que, en mi opinión, hace verdaderamente feliz a alguien.
Paco nos dijo una frase, que a varios de nosotros nos dio bastante que pensar: “Muchos hombres quisieron ser Dios, pero solo un Dios quiso ser hombre”. Esa humanidad, esa divina humanidad que Dios nos muestra al venir y nacer como un bebe en un pesebre, pobre, esa humanidad es la que yo creo que debemos conseguir hacer florecer en cada uno de nosotros.
Queremos compartir
Algo que siempre he tenido claro y, después de este encuentro, reafirmo, es que nosotros no vamos a África a “captar” gente para la religión cristiana, nosotros no vamos a convertir sino a COMPARTIR y que COMPARTAN con nosotros. Yo no tengo mucho, y quizás ellos tampoco, pero lo poco que yo tengo, con lo poco que ellos tienen, hace que ambos comencemos a enriquecernos. Alguien me dijo una vez que yo era una persona muy sensible, aunque me costaba mostrarlo. Otra persona me dijo que yo tenía un don, que yo tenía el don de SENTIR a Dios y querer MÁS, necesitar MÁS. Creo que esto es lo que yo podría aportar, pero es mucho más lo que África puede aportarme a mí. “No era él la luz sino testigo de la luz” (Jn 1,8). Creo que nosotros tenemos que ser esos testigos de la luz. Yo no quiero convencer a nadie, pero creo que mostrándoles mi felicidad al sentirme QUERIDA por Dios, ellos podrán sentirlo también. Al fin y al cabo es muy egoísta descubrir la fuente de la felicidad y ocultarla a los demás. Lo mejor de la FELICIDAD, la ALEGRÍA, la ILUSIÓN, es que en compañía, sabe mejor, y si no, es que seguramente no sea una FELICIDAD PLENA y DURADERA.
Puedo poner todo en orden
He aprendido mucho allí. Yo llevaba mi cuaderno, mis bolis, pero realmente hasta ahora aquí en Jerez, con todavía la adrenalina por mis venas, la ilusión y la alegría, no me he puesto a escribir. Ya lo dijo Isidro “Vive. Luego escribes”. Ahora, desde aquí recuerdo todo lo vivido, siempre con una gran sonrisa en la cara e incluso a veces carcajadas, y tranquilamente puedo poner en orden todo lo vivido, las sensaciones, y esas cosas que me han llamado la atención.
Definitivamente creo que lo que más me ha gustado de todo esto es la pequeña locura que caracterizaba a todo aquel que estaba en la casa. Sí, hay que estar un poco loco para, en la sociedad de hoy en día, elegir la FELICIDAD COLECTIVA antes que la individual. Es importante tener un trabajo ¡De algo hay que vivir! Pero ¿De qué me sirve ganar montones de dinero si no lo comparto con alguien, si no hago feliz a los demás? Creo que ese espíritu de ayuda es el que impregna esa casa. Hospitalidad, Ayuda, Locura, Alegría, Ilusión… sí creo que todo eso es lo que lo hace tan mágico.
María Tarin.
Jerez, enero 2015. |